Si no te gustara tanto meterte en líos,
si eligieras un camino asfaltado alguna vez,
conservarías el sombrero norteño,
y la chica triste que te hacia reír.
Aunque no la quisieras, ni ella a ti,
teníais sed, siempre a la vez, en los mismos lugares, en los bares;
conservarías el bolsillo repleto,
y la chica triste que te hacia reír.
Siempre hay otro lugar en la frontera,
siempre la esperanza queda, y quizás pueda ser mañana,
que el amanecer te traiga de vuelta
a la chica triste que te hacia reír.
y no te preocupes, por no despedirte de nadie
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